martes, 6 de octubre de 2009

Miguel Angel Gara en Atlántica Poética

Seguimos sumando, aunando esfuerzos e ilusiones. Nuestro compañero Antonio Jiménez Paz nos ha confirmado que le acompañara en su lectura el poeta Miguel Angel Gara.



Miguel Angel Gara (Madrid 1970) colabora habitualmente en revistas literarias de España y Latinoamérica. Ha desempeñado labores de lector y asesor de textos poéticos para algunas editoriales y es el actual responsable de poesía de la revista literaturas.com donde edita el suplemento Pata de gallo.

Ha publicado los poemarios El libro de Sara (LF ediciones, 2005), Luz previa a la luz (Editorial Algaida, 2006), Calle (Editorial Amargord, 2008) y El desierto de agua (Editorial La garúa 2009), así como la plaquette de aforismos Gérmenes y momentos (Editorial Amargord, 2007). También ha realizado traducciones de poesía sueca, como la antología “Mellan himmel och jord” (Entre cielo y tierra, Ed. Slottner, 2007).

Ha recibido algunos premios y menciones literarios entre los que destaca el XXIV Premio de poesía Ciudad de Badajoz por el libro Luz Previa a la luz.


Mental

Se podría soñar una tarde en el sillón de casa
ante una pantalla escudriñando sombras,

un domingo cualquiera, o un sábado alejado del viernes.

Se podrían enumerar las lágrimas caídas en los agujeros
de la noche, noche de las películas
como si alguien filmara la noche, o nos filmara de noche.
Se podrían acumular dudas en las consolas blancas
de una infancia presente o de una vejez anticipada
y demostrar que se ha crecido y que los hijos
crecen o crecerán un día, cuando existan un día
lejos de nosotros.
Se podría ser uno mismo o pretender ser uno mismo
y mirarse al espejo y decir no, no soy yo, no,
no soy el mismo que soñaba ayer
ante este espejo que no ha cambiado nada
o ha cambiado tanto desde ayer.
Se podría suicidar la inocencia una mañana entre la multitud
que en la mañana vive, sin entender nada
o entender todo, pero demasiado tarde y demasiado tarde,
volver al mismo punto
y empezar de nuevo, y decir nunca es tarde
(y nunca ha sido tarde)
Se podría volver a nacer o creer que se ha vuelto a nacer
o que no se acaba nunca de nacer
porque siempre hay algo que podría asombrar
pero no ocurre, y podría,
y al fin ocurre demasiado aprisa, acabarse y acaba.
Se podría morir y asombrarse ante lo que mereció la pena
cuándo o cómo se creyó en que cambiaría la vida, y en el instante
seguro de haber vivido intensamente
sentado en el sillón y creyendo soñar en una tarde,
quedar despierto así, no soñar y vivirlo.

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